DOS RELATOS COMPARTEN EL SEGUNDO PUESTO
“MI TIERRA”
Pilar Gutiérrez Rubio
Aula de Cariñena
Cuanto más pasa el tiempo, cuanto más envejezco, más se afianza la pasión que tengo por mi tierra.
Tierra rojiza y pedregosa cubierta de vides que dan fama a esta comarca, es un terreno tan llano y extenso que pareciera un tapiz bordado por los mejores artesanos, solo aquí o allá se rompe la monotonía con algún olivo o almendro que lo embellecen.
El paseo en invierno nos dejan ver lo resistentes que son las cepas, con troncos fuertes y vigorosos que llegada la primavera brotaran y llenaran todo de olor a esporga , en verano sus sarmientos se llenaran de fruto que aportaran colorido y en otoño su fruto maduro aporta la belleza que dan las diferentes variedades con tonalidades rojizas verdes amarillas, y que en esta estación me atraen de especial manera porque me gusta pasear entre viñedos, porque disfruto viéndolos brotar, ver desarrollar sus frutos que penden de los sarmientos.
En otoño los días de niebla los difuminan, los de sol los iluminan y embellecen los días de lluvia les dan brillo cualquier fecha es buena para pasear por nuestra zona sentarse en alguna loma para dar sosiego al paseo y disfrutar de lo que nuestra tierra nos ofrece.
Nuestro clima es muy variante pero ellas se aclimatan a la oscilación térmica a las tormentas que las azotan, a la sequía, pero ahí están hermosas en cualquier estación. Formando un valle repleto de vida que da fama a nuestra tierra, y que junto a la jota y a nuestra cultura son nuestras señas de identidad lo que nos identifican
Son estas las razones por las que mi tierra me atrae, como me atrae el buen trabajo de los mañicos que las habitan las trabajan y las miman para tener una tierra como esta.
A ti tierra
“LA LABORAL DE CÁCERES”
Concepción Clarimón Rami
Aula de Muel
Allá por el siglo XX, un frío 14 de noviembre de 1968, un puñado de niñas se despedían del calor de sus hogares para emprender una aventura desconocida. En sus cabecitas se mezclaban sentimientos encontrados: ilusión y miedo, esperanza en un futuro, intriga por el cómo y por el qué se iban a encontrar…
El destino estaba en el suroeste de nuestra piel de toro, a 3 km. de una capital de provincia poco significativa en nuestro país.
Desde los pueblos más recónditos unos cuantos autobuses transportaban nuestras ilusiones hacia no sabíamos bien qué.
Con nuestra libreta de direcciones aprendimos geografía asociándola a nombres de compañeras: Andrea, Puebla de Lillo (León); Loli, Beas de Segura (Jaén); Pilar, Torelló (Barcelona)…
También que Mª Ángeles podía “cambiarse” por Mangel o Remedios por Meyi …
Aprendimos igualmente que, además de padres y hermanos, en nuestra nueva familia existían educadoras, tutoras y amigas confidentes, y que íbamos a tener que organizarnos sin la supervisión y el amparo de unos padres que habían quedado muy lejos y a los que seguíamos unidas tan solo por una carta semanal, en la mayoría de los casos.
…y así fuimos despertando a la vida adulta…
En los periodos de vacaciones aparecía un sentimiento contradictorio, hubiésemos querido tener el don de la ubicuidad, palabra y sentimiento antes desconocidos.
En los casi 55 años que nos separan de esa fecha ha habido reencuentros varios con aquellas compañeras que un día se fundieron con nosotras, también indeseadas despedidas tempranas…
Pero, a pesar de haber tomado caminos y destinos diferentes, con las nuevas tecnologías somos muchas las que seguimos manteniendo ese hilo invisible que nos conecta.
Haber estudiado en una Universidad Laboral…
IMPRIME CARÁCTER.
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