Miguel Ángel Pallarés
Miguel Ángel Pallarés visitó nuestras instalaciones el pasado 23 de diciembre para hablarnos de un trabajo que había publicado sobre Pablo García Romeo, rector de Cosuenda en el siglo XVII y su obra “Tratado de la Unión”.
Es profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza. Fue Premio Extraordinario de Doctorado por la misma Universidad y ha sido profesor de los Departamentos de Historia Medieval y del Departamento de Ciencias de la Documentación. Cuenta con numerosas publicaciones relacionadas con la historia de la tipografía y los impresos aragoneses, así como sobre otros temas culturales, didácticos y socioeconómicos del pasado de nuestra Comunidad.
Pasamos una tarde amena previa a la Navidad, en la que se echó de menos la asistencia de un público más joven. La jornada estuvo llena de curiosidades y también de alguna que otra petición. Miguel Ángel nos relató una parte de la historia del municipio y principalmente vino a reivindicar la figura del Rector, Pablo García Romeo, por todo lo que significó para Cosuenda.
En pleno periodo de crisis económica y de decadencia, existía una preocupación enorme por los temas económicos que casi siempre se focalizaba en los temas comerciales y artesanales, pero miraban poco al mundo agrario. Aunque sí lo hizo nuestro párroco, que fue el máximo exponente aragonés del agrarismo práctico, pues consideraba que la agricultura era el origen de la riqueza de la sociedad.
Intentó llevar a cabo fórmulas que se estaban adelantando a su tiempo, porque realmente, con la Unión de Cosuenda, se estaban sentando las bases ya a mediados del siglo XVII de una cooperativa agraria, esta asociación que había de pervivir durante más de 200 años a beneficio de los vecinos de la localidad, fue una acción modernizadora en un sector muy poco dado a modernidades.
Esta realidad que se dio en nuestro pueblo, trajo un progresivo aumento de la población que no se dio en ningún otro lugar del entorno, también reportó progreso y beneficios. Esta situación próspera, permitió por ejemplo que se pudiera construir y consagrar al público en muy poco tiempo la gran iglesia que podemos disfrutar hoy, la iglesia de Nuestra Señora de Los Ángeles.
Por estos y otros muchos motivos, consideraba que se tenía que honrar y difundir más la figura de Mosén Pablo García Romeo.
Y también vino a reivindicar el valor del ganado equino. Puesto que la historiografía no ha reparado en exceso en el quehacer del mundo laboral que rodeaba y guardaba a las caballerías, a pesar de que este ganado tuvo un papel económico y social fundamental hasta el siglo XX, pues el campo tardó mucho en mecanizarse en España, y el transporte de pasajeros y mercancías descansaba en sus lomos o en los carruajes que arrastraban. Además, su posesión se consideró primordial también para la actividad bélica.
Este ganado tuvo un papel muy importante en nuestra localidad. García Romeo fue consciente de la precariedad laboral de los labradores. Nuestro sacerdote llevaba bastantes años observando y trabajando su proyecto, una Unión de trabajadores de la tierra que basaría su desarrollo en el mantenimiento de una cabaña mular que facilitara a los agricultores el laboreo de sus campos.
Por ese papel tan importante que tuvieron las mulas, Miguel Ángel Pallarés consideraba que nuestro pueblo sería un buen lugar para rendir homenaje a la cabaña equina, construyendo un monumento a la mula en un lugar destacado.
Esta propuesta fue muy bien acogida, aunque no está exenta de dificultades y el tiempo nos dirá si al final estas reivindicaciones obtienen sus frutos.
Si quieres saber más, en el siguiente enlace encontrarás el trabajo completo publicado por Miguel Ángel Pallares:
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