Concepción Clarimón, de Muel
Mi jardín
¿Que para qué cuido un jardín?
Para vivir rodeada de belleza natural y disfrutarla YA desde mi ventana; también para traer un pedacito de naturaleza a mi hábitat cercano.
Para observar, además, el cambio en la más mínima señal de que la VIDA fluye, y, para entender de cerca las necesidades de cada especie, intentando averiguar a quién le gusta el sol o la sombra, el agua o la sequía, el calor o el frío…
Para comprender, al fin, que el jardín rebosa de EPÍTETOS
Las flores lilas de la bergenia nada más comenzar el año junto a las del jazmín nudiflorum que parecen estrellitas en la rama y que siguen dando color al suelo alfombrándolo cuando caen sobre él.
La mahonia, en febrero, nos deleita con sus puntos de luz adornando el verde coriáceo de sus resistentes hojas.
Y ¿qué decir de la primavera con su explosión de colores?
Los narcisos van surgiendo de la tierra finos y erguidos hasta conseguir iluminarnos con sus flores, también la forsitia viste de amarillo sus ramas que han permanecido, pacientemente, esperando su momento.
Las espinas de los rosales pasan ya desapercibidas cuando aparecen sus capullos perfectamente formados y dispuestos a desplegar toda su belleza; y a una rosa le sigue otra, y otra, y otra…
En el estanque manchas de colores zigzaguean entre las verdes hojas de los nenúfares. ¡Cuánta calma me produce su movimiento!
A su alrededor los amarillos, lilas, blancos…forman parte del arcoíris del jardín.
El paso de los días, semanas, meses, años…nos va regalando sensaciones placenteras y variadas de formas, colores y olores; lo efímero hace que cada vez disfrutemos con un nuevo jardín.
También nos demanda que lo miremos, que lo miremos para saber qué cuidados precisa en cada ocasión.
¿Qué por qué cuido un jardín?
Porque mientras lo cuido me encuentro en un remanso de paz que me permite hacer una pausa en el bullicio de la vida.
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