Blanca Lobera, de Cosuenda
UN SUEÑO DE SELVA
Atrás ha quedado Irati y su Selva, con sus hayas y abetos, recibiendo el otoño con sus mejores galas.
Algunos, los más atrevidos, se han vestido de rojo casi lujurioso. A su lado, los amarillos cegadores, también todos los ocres, que van desde el naranja hasta el marrón y los verdes, esos que se resisten a desprenderse de su atuendo de casi todo el año, porque son muy clásicos ellos.
Están los generosos, los que dejan caer sus hojas y llenan el camino para que nuestras pisadas sean más cómodas.
El menú de la Selva es: de primero “Bosque”, de segundo “Bosque” y de postre “Bosque”. Eso sí, va acompañado de un río que pone música. En según qué tramos, es dulce, tranquila, serena; y en otros, escandalosa, agresiva, corre y salta como si tuviera mucha prisa, pero en cualquier caso, necesaria en sus dos facetas.
Esto es la Selva de Irati: UN PLACER PARA LOS SENTIDOS.
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